Tú, el que adoro. Ese de quien el café supo hacerse perfecto cómplice para que se metiera por mis venas y me endulzara la vida poco a poco.
Tú, el que me enloquece. Que con una mirada puede desarmarme, que me deja sin fuerzas al pronunciar esas dos palabras que me regresan a la vida.
Tú, el que entre sus brazos me hace sentir en el lugar más seguro del mundo. El que me regala esa ternura infinita con cada beso en la frente, que sólo hasta hoy te confieso que me encanta.
Tú, el que me estremece con el roce de sus manos, con cada toque, con cada caricia.
Tú, el que sabe exáctamente dónde y cómo, ese que conoce detalladamente la ruta para llevarme a la gloria.
Tú, ese que me permite hacer fiesta con su cuerpo, a mis anchas; que se deleita con mis besos, de los pies a la cabeza.
Tú, el que encara la vida con tanta autenticidad; cosa que hoy estoy convencida fue mucho de lo que me enamoró, con esa actitud de niño grande que me fascina, ese que sabe sacarme una sonrisa aún cuando siento que se me viene el mundo encima.
Tú, ese que aún cuando lo sé incapaz de tomar una decisión y sin conocer muy bien las razones, no puedo sacar porque ya es parte de mí. Ese que es tal como lo quería, a excepción de ese defecto de fábrica.
Tú, que te has convertido en una necesidad, que me haces falta hasta para respirar, ese que me ha inspirado tantas letras, al que recuerdo con tantas canciones.
Tú, el que tiene las respuestas a tantas de mis preguntas, en el que confío plenamente aún cuando quizás no debería.
Tú, el que me da y me quita, el que me sube y me baja, ese que me deja ese sabor de dulce y amargo con cada beso. Que me duele, pero que preciso para vivir.
Tú, que sabes ser tan oportuno como para llegar justo en el momento que te necesito cerca. Tú, que me has roto los esquemas, ese que con todas las ganas de mi corazón puedo llamar Amor.
Tú, que eres y no eres, ese que cuando está aquí; está a medias y cuando se va, sigue estando. Ese que encontré tarde, pero en el momento justo. Ese que a pesar de todo, me da la impresión de que todo estará bien; tarde o temprano.
Tú, que me preguntas qué te hice, para contestarte eso debería primero saber ¿Qué me hiciste tú a mí?