Los días han sido intensos, demasiadas cosas en muy poco tiempo; muchas emociones encontradas, con tanta facilidad he pasado del odio que quema, al amor intenso, paseándome de vez en cuando por la indiferencia absoluta.
Me he sentido amada y parte de un todo, así como un ente totalmente aislado, en cuestión de minutos; dando vueltas de una idea a otra.
Es increíble como el ser humano tiene esa variedad de sentimientos dentro de sí, y como no llega a conocer de la existencia de muchos de ellos hasta ciertos momentos muy específicos en su vida que los hacen manifestarse.
No deja de sorprenderme la manera en que detalles pueden cambiar nuestras vidas; en minutos, incluso segundos. Es impresionante como las cosas que a veces pensamos hacer, decir y que dejamos para otro momento, por sorpresa quedan sólo en teoría, porque de repente ya no podemos o no queremos hacerlas o decirlas.
Por eso, cada día me convenzo más de que hay que vivir el ahora, aquí, en este preciso instante, con lo que tenemos a mano, sin estarnos amargando por lo que fue o lo que será; ocupémonos, mas no nos preocupemos, todo fluye según debiera y hasta lo que nos parece excepcional, ocurre porque así está escrito, como parte del incesante fluir universal.
Realmente, en este momento esas palabras me sirven a mí más que a nadie, y necesito interiorizarlas de verdad.
Es preciso que tengamos en cuenta que todo sucede cómo y cuándo debe, aún no sea la manera que más nos guste; que todo cae en el lugar que le corresponde en el momento adecuado y en buen dominicano que la piedra que ta´pa´l perro se le pega aunque sea doblando la esquina.
Mis amigos, para todos ustedes, disfruten el ahora. Digan las cosas que quieren decir hoy, no se esperen hasta mañana. Expresen los sentimientos en este momento, que quizás en poco tiempo, la situación ya no se preste.
*Escrito al dorso de un Estado de Cuenta.